Comience cortando los tomates en rodajas y déjelos escurrir para eliminar el exceso de líquido, para evitar que la bruschetta se vuelva demasiado húmeda.

Corte el queso Feta en cubos del mismo tamaño para asegurar una distribución uniforme sobre el pan.

Pique finamente las aceitunas Kalamata deshuesadas, cuidando de realzar su sabor sin dominar los demás ingredientes.

En un tazón, combine los tomates, el queso Feta y las aceitunas. Condimente con un generoso chorrito de aceite de oliva virgen extra, una pizca de sal, una pizca de orégano fresco o seco y una pizca de pimienta negra recién molida para intensificar los sabores.

Tueste las rebanadas de pan rústico hasta que estén crujientes y doradas por fuera pero aún suaves por dentro; este contraste de texturas hará que su bruschetta sea irresistible.

Distribuya la ensalada griega preparada sobre las rebanadas de pan caliente, asegurándose de que cada rebanada esté cubierta de manera uniforme para un equilibrio perfecto en cada bocado.